Un año singular

El año 1918 fue un año singular. A mediados de junio, los estudiantes de la universidad de Córdoba invadieron los claustros para impedir la asunción del nuevo rector (máxima autoridad de una universidad) y, por intermedio de él, evitar el triunfo del grupo católico conservador que tradicionalmente, gobernaba esa casa de altos estudios.  Pocos días después, el 21 de junio, el encabezado del principal documento de la reforma, el Manifiesto Liminar, expresaba: “La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América” y a continuación apuntaba: “Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica (…) Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. 

 

 

Los hechos de junio representaron el inicio simbólico de la Reforma Universitaria, disparó una  transformación política y cultural a escala regional, y significó el inicio del movimiento estudiantil. ¿Cómo fue posible que ocurrieran estos acontecimientos en la Argentina? ¿De qué modo pueden comprenderse estos hechos en el marco de las transformaciones que marcaron el cambio de siglo en América y en Europa? ¿Cómo podemos ubicar a la reforma entre esos cambios sin perder de vista sus características singulares?  

Antes de intentar dar respuesta a estas preguntas, es necesario aclarar que los hechos históricos se inscriben siempre en un contexto, una trama interconectada de circunstancias que inciden y permiten comprender los acontecimientos dentro del marco de procesos temporales más extensos, desarrollados a distinta escala. El contexto  remite siempre a dos variables fundamentales: el tiempo y el espacio. Por ello te proponemos emprender un viaje que permita insertar la Reforma Universitaria como acontecimiento histórico dentro de un conjunto mayor de procesos económicos, culturales, sociales y políticos entre los siglos XIX y XX. El recorrido que te presentamos parte desde el escenario internacional, atraviesa el contexto regional y se sitúa finalmente en la ciudad de Córdoba en los albores del año 1918.  

 

El contexto internacional 

 

Tal como afirmaba el manifiesto, los universitarios cordobeses eran conscientes de estar viviendo una época de cambios al compás del ritmo que impuso la democratización, la guerra y la revolución en la apertura del siglo XX. Las aspiraciones de los estudiantes reformistas pudieron prosperar porque esa era una época de ampliación de la ciudadanía y de luchas populares, en todo occidente pero sobre todo en América Latina en la que se desafiaba al elitismo de los regímenes oligárquicos de la época.  

En nuestro continente, la revolución liderada por Zapata en México y en Europa, los Bolcheviques, liderados por Lenin en la depuesta Rusia Zarista; establecieron  antecedentes acerca de los éxitos de la rebelión frente al orden establecido, el poder y la tradición. 

En octubre de 1917, la Revolución Rusa se reveló como una alternativa al orden burgués consolidado a lo largo del siglo XIX en la Europa Occidental. Los Bolcheviques asumieron el poder anunciando sus intenciones de avanzar hacia el comunismo. Por un lado, puso en aviso a las elites acerca de que, aun habiendo incorporado a vastos sectores de la población a la política a través de la ampliación del sufragio, las aspiraciones de las mayorías ponían en cuestión las desigualdades e injusticias sociales del sistema capitalista. Por el otro, movilizó a los sectores progresistas en una ola insurreccional (huelgas, protestas y reclamos obreros) que recorrió toda Europa y que se extendió incluso a EEUU y el resto de América.   

La Primera Guerra Mundial (“La Gran Guerra” como la denominaron sus contemporáneos), a diferencia de las anteriores guerras, involucró a la totalidad de la población. Algunos autores hablan de la “democratización guerra” ya que toda la población de los países que intervinieron se vió afectada. Los combatientes pensaron que la guerra duraría cuatro meses (de agosto a diciembre) pero se extendió a cuatro años.  Sus consecuencias fueron devastadoras para la economía de los países beligerantes y para sus poblaciones.  

Luego de su finalización comenzó un ciclo de inestabilidad en el que las propias bases de la sociedad, democrática, liberal y burguesa resultaron amenazadas. América Latina se mantuvo relativamente al margen del conflicto: no participó directamente ni fue campo de batalla, aunque las conexiones con Europa se vieron afectadas y varios barcos mercantes fueron hundidos. La guerra puso en duda la estabilidad de los modelos económicos centrados en la exportación de materias primas que favorecían a las oligarquías terratenientes. Argentina, por su posición neutral, pudo proveer de granos y carnes a los aliados aunque la mayoría de las economías latinoamericanas se vieron perjudicadas por las dificultades del comercio transatlántico. El desabastecimiento, el  aumento de precios de los bienes manufacturados y la pérdida de empleos produjo fuertes tensiones sociales.   

En el plano estrictamente político, un proceso de reforma y democratización dio un marco para la lucha contra los privilegios y las privaciones que la modernización y la era liberal no habían resuelto. La crisis de los regímenes oligárquicos en América Latina, no se reveló idéntica en todos los países. La gama de transiciones hacia regímenes más abiertos y participativos incluyó desde la lucha armada de la Revolución Mexicana, hasta la experiencia argentina, que propició los acuerdos institucionales que condujeron a la ampliación del sufragio masculino y permitieron, sin mediar excesivos conflictos, la participación de sectores postergados de la política.  

En la primera década del siglo XX se inició un  proceso de integración y agremiación estudiantil que se manifestó en las primeras huelgas y protestas del estudiantado universitario y que tuvo como consecuencia el Congreso Internacional de Estudiantes Americanos en Uruguay (que luego se repitió en Buenos Aires en 1910 y en Lima en 1912). La Liga de Estudiantes Americanos junto con el movimiento “arielista”, a través de sus producciones culturales y literarias, conformaron el antecedente de los reclamos de democratización universitaria que anticiparon la gesta de los jóvenes cordobeses.  

 

El contexto argentino 

 

En Argentina, la Reforma se situaba en una coyuntura precedida por las experiencias revolucionarias de los radicales (en 1890, 1893 y 1905), de un importante ciclo de movilización de los sectores populares tanto en la ciudad (en 1912, solo en Capital Federal, hubo 200 huelgas) como en las zonas rurales (por ejemplo la rebelión rural conocida como el “Grito de Alcorta”) y de una transformación lenta pero constante que, con la llegada de oleadas de inmigrantes desde finales del siglo XIX,  vio crecer en sus urbes importantes sectores sociales que venían a integrarse a los ya existentes. 

El proceso inmigratorio a Argentina transformó al país. En el lapso de una generación se transformaron el idioma, las costumbres, los hábitos de la sociedad argentina. Esos contingentes migratorios plantearon desafíos a las clases dirigentes que condujeron el país bajo el “orden conservador”.  El crecimiento económico, resultado de la modernización asociada al “modelo agroexportador”, conllevó una paulatina complejización social donde cada vez más personas aspiraron a mejorar sus condiciones de vida y posición a partir de la educación como medio para el ascenso social. Si bien es difícil hablar aún de clases medias (expresión que comienza a utilizarse hacia 1920 y se generalizó con el peronismo) , se  evidenció el ascenso social como resultado del acceso a la educación, iniciado a partir de la sanción de la “Ley de Educación Común” N° 1420 en 1884. 

 

La llegada de los sectores medios a la universidad explica en parte las circunstancias proclives a la reforma institucional. En paralelo, en la política también se vivenciaban cambios en la misma sintonía. El arribo al poder del radicalismo en 1916 con el ascenso de Yrigoyen tras la ley Sáenz Peña, que modificó el funcionamiento del sistema político, daba cuenta que esos sectores sociales habían conquistado el voto y con él habían sellado su acceso a la participación ciudadana.   

La Reforma Universitaria era también expresión del clima de ideas que circulaban por la época en la sociedad argentina. El anticlericalismo (la oposición a la participación de la Iglesia dentro de la sociedad civil) se conjugaba con elementos del liberalismo como la democracia, la participación y la representación política; del socialismo, como la lucha por la igualdad y la solidaridad que encarnaba el movimiento obrero; y del positivismo, como la fe en el progreso y en el avance de las ciencias.  

                                       

 

El contexto cordobés 

 ¿Por qué en Córdoba? Frente a esta pregunta, la respuesta brindada por el “Manifiesto Liminar” es elocuente: “La rebeldía estalIa ahora en Córdoba y es violenta porque ahí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo”, dirán los estudiantes cordobeses. Recordemos que la provincia de Córdoba fue muy importante a lo largo de la historia desde el periodo colonial; en esta provincia tenían influencia los sectores conservadores y católicos de la sociedad argentina.  

El descontento estudiantil era cada vez mayor en el seno de la capital mediterránea y se entrelazaba con una dinámica de conflictos urbanos de considerable peso. Discusiones políticas sobre los espacios de la ciudad, mitines convocados por la federación obrera local, actos organizados por los socialistas, son algunos de los ejemplos de una Córdoba convulsionada que evidencia que la lucha del movimiento estudiantil no se hizo sobre un terreno vacío.  

 

 

 

La fundación del Comité Pro-Reforma por parte de los estudiantes reformistas permitiría organizar el movimiento estudiantil y conducir sus acciones políticas de manera cohesiva. El llamamiento a no comenzar las clases, de gran acatamiento, la organización de actos y mitines, el envío de delegados a entrevistarse con el poder ejecutivo serían algunas de las acciones desarrolladas por los estudiantes que dirigían el proceso. Yrigoyen veía a los estudiantes como aliados de sus intereses políticos en la provincia, gobernada por radicales opositores a su corriente en el partido.  

 

 

 

Ecos de la Reforma. Desde Córdoba a América 

 La reforma tuvo sus ecos. América Latina vio el desarrollo de distintas expresiones que asumieron el legado de la reforma de 1918: el movimiento arielista en Uruguay, el liderazgo reformista de Haya de la Torre en Perú, la organización de los estudiantes en Chile influenciada por el reformismo argentino y peruano, la reforma cubana bajo las figuras de Mella y Mariátegui.  

A cien años de su acontecer, sus conquistas perduran bajo la forma de los pilares que sostienen a la universidad pública actual y sus principios constituyen el ideario que nutre los fundamentos de su defensa y protección, garantizando su vigencia para las generaciones futuras.  

 

Bibliografía: 

Adamovsky, E. (2009) “La clase media no es un sujeto político”. Entrevista a Ezequiel Adamovsky en el diario Página 12. (Publicada el 7 de diciembre de 2009; consultada el 11 de Julio de 2018)  

Agüero, A. C. (2017) “Del tiempo y la ciudad. Córdoba, 1918 y la reforma universitaria”. En: La Universidad reformada. Hacia el centenario de la Reforma Universitaria de 1918. Buenos Aires: Eudeba.  

Bejar, M. D. (2011) Historia del siglo XX. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.  

Botana, N (1977) El orden conservador. Buenos Aires: Sudamericana.  

Bustelo, N. (2018) Todo lo que necesitás saber sobre la reforma universitaria. Buenos Aires: Paidós. 

Hobsbawm. E. J. (1998) Historia del siglo XX. Buenos Aires: Crítica.  

Zanatta, L. (2012) Historia de América Latina. De la colonia al siglo XXI. Buenos Aires: Siglo Vientiuno Editores.  

 

Bazán, Sonia A. y Zuppa, Silvia A. (coord.) (2018) “Un año singular” en Itinerarios didácticos por el centenario de la reforma. Autores: Bazán, Sonia Alejandra; Zuppa, Silvia Amanda; Aguirre, Jonathan; Cadaveira, Gabriela; Cañueto, Gladys; Casa, Ezequiel; Devoto, Eduardo; Fernández, Mónica; Génova, Elena María; Lynch Mellberg, David; Marchetti, Braian; Rodríguez, Benjamín; Rodríguez, Natasha; Salaverría, Anahí. GIEDHICS, Facultad de Humanidades, UNMdP. Disponible en: https://www.giedhics.com.ar/un-ano-singular/

http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_AR